TÉCNICA CINEMATOGRÁFICA … INFILTRADA
- gonzalojesuscasano
- 15 feb
- 5 Min. de lectura
TÉCNICA CINEMATOGRÁFICA … INFILTRADA
Acabo de ver La Infiltrada y todavía me estoy recuperando del impacto, enormemente positivo, que me ha producido. Pero ¿hay tan buenos actores en Celtiberia? Sí, sí, Tosar (a quien admiro desde siempre) es sobresaliente, aunque no tanto como Bardem desde luego, ¡pero es que éste es el mejor que hay en el planeta! La conclusión que uno extrae es que todos son casi del mismo nivel que nuestro Luis, y Carolina Yuste ¡uf!, es un volcán de emociones, de poderío dramático.
Pero en esta primera aproximación (seguirán otras) a La infiltrada no voy a poner el foco en los intérpretes, ni tampoco (¡tentador!) en el plano político-histórico, sino en el idioma fílmico.
La protagonista ha quedado, a ciegas, con un etarra al que no conoce; es la primera vez que logra “infiltrarse”, y se halla ciertamente inquieta. La cámara está ubicada en ángulo bajo, Arantxa la mueve hacia arriba suave, elegantemente, hacia Arantxa, hasta casi el primer plano; muy estético. De nuevo plano desde abajo, yo lo llamaría “umbral” (opuesto a cenital), mostrando el antiguo reloj: hora del decisivo (¿fatídico?) encuentro. El encuadre es ahora de sus manos, casi retorciéndolas. Se intercalan tomas de gente en la playa de La Concha (¡qué bonita!; ¡y qué bien se come en la Parte Vieja!). Por fin, ¡desenlace!, aparece el miembro liberado de ETA.
Ciertamente hay planos muy bonitos, con atractiva posición de la cámara …; algunos replicarán que son virguerías formales, adornos “florales”, ya que el núcleo de la película es la trama política & dramática. Evidentemente, como he expuesto muchas veces, con la posición de la cámara, su recorrido, y la alternancia en las tomas, Arantxa (realizadora) consigue comunicar las emociones de Arantxa (policía); más aún está relatando unos eventos, sin recurrir a frases: es el medio fílmico.
He “machacado” esto a menudo, coincidiendo p.ej. con Denis Villeneuve entre otros: el séptimo arte es visual, no diálogos filmados. Mi tesis consiste en que el arte cinematográfico ¡existe!, y no es sencillamente un medio de la clase (¡canalla!) burguesa para inculcar su ideología-falsa conciencia y atontarnos a todos. Ni tampoco es su opuesto, esto es, el medio (honesto según los marxistas) para comunicar, y potenciar, a las masas proletarias la Buena Nueva del fin de la explotación.
Como simple espectador asevero que el séptimo arte … ¡lo hay, como las meigas! El séptimo, y todos los anteriores. Rechazo de plano, y de curvo, la posición de la izquierda posmoderna de que el Arte es sólo un mecanismo de alienación, de preservación de los (indecentes) intereses de la clase opresora.
Retorno a aquello de los Transcendentales del Ser: Unidad, Verdad, Bondad … y Belleza, sí. El Homo Sapiens es un animal de poderoso sentido visual (aunque no un halcón): dense Vds. cuenta la vista es primordial en nuestra vida cotidiana, para captar quién, qué ocurre, y como reaccionar. Somos “ópticos”, y nos agradan los objetos (y personas) simétricos, bien proporcionados, regulares, agradables a los ojos; y sí, seguro, seguro que todo ello es resultado de una adaptación al entorno (la sabana africana), como comenta incluso Roger Penrose.
Los Homines Sapientes somos primates sensoriales, y sensuales; nos atrae lo placentero, lo cual incluye no sólo una opípara jamada (u otras ocasiones), sino lo que agrada a la vista. Por eso hay Arte, desde las pinturas rupestres. Lo admito, yo también apuesto por dar una interpretación simbólica, y mágica a éstas, incluso la de controlar la naturaleza. Pero apuesto la cabeza (y no la pierdo) a que los cavernícolas ansiaban también dibujar algo bonito, ¡y entretenerse haciéndolo! Todos sabemos muy bien que el juego (como sociabilidad) es indicio de ser espabilado: fíjense en los delfines.
Sí, el Arte nos es connatural, casi tanto como la pulsión (darwiniana) hacia la supervivencia. Apunto más lejos (y no sé si acierto), añadiendo que ambas están relacionadas; ergo, el Arte no lo “inventaron” las clases favorecidas para convertir en estúpidas a las desfavorecidas.
En consecuencia, elogio a Arantxa por encuadrar tan bien con la cámara, por desplazar tan acertadamente ésta, por cortar y empalmar tan adecuadamente (expresivamente) lo rodado con ésta. Me produce placer todo ello; pero no queda ahí la cosa …, es que parte del disfrute es un relato bien construido sobre una serie de eventos y los individuos en ellos. Porque, como saben Vds. muy requetebién queridos lectores, el Ser Humano es animal de narraciones: eso es el mythos. Un buen largometraje casi siempre, si no siempre, es una buena historia, ¡y hay que contarla bien!
La cámara de Arantxa se desplaza hacia arriba, hacia Arantxa, para indicar expectación, curiosidad, inquietud …; lo mismo el plano desde abajo del reloj, las manos apretadas, la mirada hacia las gentes de la playa: cortar/empalmar. Rememoremos de nuevo cómo lo explica El Maestro …; plano de D. Alfredo mirando con una sonrisa meliflua/ corta a plano de una hembra joven & neumática del Homo Sapiens: ¡qué viejo verde! Ahora lo modificamos a plano de un regordete niño dando sus primeros pasos: ¡qué señor mayor tan simpático!
Toca una nueva mención a las señoras (casi siempre) que realizaban antiguamente la edición de las películas; su labor era sencillamente coger una tijera, cortar un pedazo de celuloide y empalmarlo con otro diferente, ubicado antes o después de la película. Pues sí, éstas eran las que montaban un largometraje, las “cortadoras”(cutters). ¿Trivial labor?, ¡hum!, ¡cuidado!; para muchos especialistas (y para algunos que no se encuentran en ese grupo, como el abajo firmante) he ahí el factor primordial en el cine, la fuente de la creatividad en él. Los grandes directores invierten mucho tiempo y energía en este aspecto, y Arantxa también.
Hay una “gramática” (aunque no soy muy proclive a este vocablo) del medio visual, y Arantxa (cineasta) ha demostrado dominarla muy bien, generando buenas frases/planos.
He mostrado a menudo mi oposición a aquellos pensadores (normalmente de izquierda brahmán) que consideran un producto fílmico (y de cualquier arte) como mensaje/significado/motivación/explicación etc. etc. Si el director, frecuentemente políticamente correcto, aspira a ello, que escriba una novela, ensayo, obra de teatro, tratado filosófico, pero que no ruede un largometraje. Una vez más Indiana Jones a sus alumnos de arqueología: Si quieren Vds. significado vayan al final del pasillo, donde se encuentra el departamento de filosofía; aquí nos ocupamos de hechos. En el Séptimo de (bellas) representaciones que modifican su emplazamiento.
En nuestro largometraje contamos con un par de montajes en paralelo: etarras/policías, etarras/policías …, ¿les pillarán?, dignos de Hitchcock, o de Costa- Gavras. Se narra con lo visto, no con vocablos, y más vocablos. Por ello acostumbro a decir, y decirme, cuando me topo con productos del Séptimo que parecen teatro “registrado”: ¡cállate!, ¡cierra la p… boca! ¡Cuenta (¡di!) con los encuadres, con las “pinturas” que cambian de posición. Y si no sabes hacerlo colega, pues dedícate a vender seguros, libros, bonos, coches, palomitas de maíz, o bombillas (para peinarlas); porque decididamente, ¡asúmelo, con ajo, agua, y resina!, el cinematógrafo no es lo tuyo. Fíjate en lo que hacía El Maestro et alii. ¡Cuéntame!: indícame, sugiéreme, muéstrame, evidénciame, revélame …, pero por ¡Júpiter bendito, no me lo digas!