CUÁNTICA, CONSCIENCIA … OTRA VEZ
- gonzalojesuscasano
- 21 ago
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Actualizado: 1 sept
CUÁNTICA, CONSCIENCIA … OTRA VEZ
Muy bien, en este caso es una entrevista a Hartmut Neven, sobre el no tan nuevo casi viejo tema de la consciencia y su vinculación con la cuántica, lo que pone en marcha al profano profesional …
Recapitulemos …
Rememoremos lo clásico, i.e. ¿qué se siente al ser un murciélago? de Tom Nagel. Aquí el quid es que tal pregunta no se puede plantear a un ordenador, a la Inteligencia Artificial. La tesis es que carece de sentido porque no poseen receptores sensoriales, axones, dendritas, sinapsis, sistema nervioso central etc. El antiguo resumen nos manifiesta que las sensaciones, ¿qué se siente al ver, oír, palpar, oler, gustar?, son privativas de seres vivos, con células. Ello es aún más válido con la apercepción, el darse cuenta de que se está percibiendo; y es consecuencia de tropecientos años de evolución.
Penrose, junto a Hameroff, barajaron la conjetura de que la consciencia podría ser un fenómeno cuántico (vinculado a los microtúbulos) ya en La Nueva Mente del Emperador, pero el jurado (científico) se inclina a desestimarlo y apoyar que se trata de un hecho clásico. Entre otras cuestiones, ya sabemos: el entrelazamiento cuántico requiere bajísimas temperaturas y aislamiento para mantenerse, y desde luego los seres vivos están bastante “calientes” (sin segundas).
Pero Harmut Neven va en otra dirección en lo referente a cuántica y consciencia, una que no acabo de “captar”, lo cual me anima a actuar como lego legal. Él apunta a la teoría de los mundos paralelos, ¡qué Marvel!
Revisemos nuevamente … El Gato se encuentra en un estado de superposición, esto es, no está ni vivo ni muerto. Sólo cuando miramos dentro de la caja se colapsa la función de onda, y entonces está (clara, rotunda, definitivamente) p.ej. vivo; pero antes (de la Observación) no lo estaba. Ni tampoco muerto, se encontraba ¿indeterminado, indefinido? ¿Lo entienden Vds? Sí, mejor que no me contesten; si se describen a Vds. mismos, en dos palabras, como estupe-factos, su estado de ánimo es paralelo al de Albert Einstein; ¿le conocen?, un tipo muy espabilado, de modo que se encuentran en buena compañía.
Continuemos rememorando … Everett propuso la atrevida teoría de los múltiples mundos, según la cual el científico A ve El Gato vivo, pero el científico A’ (no me pregunten, ¡háganlo a los guionistas de Bosque de Acebos!) ve El Gato muerto. Cada vez que se ejecuta una medición el universo se escinde en dos; y como se realizan constantemente, entonces ¿cuántos mundos hay?, Mamma mia!
Neven especula con que la consciencia surja a partir de este proceso de multiplicación de universos, en un proceso que conllevaría libre albedrío. Sí, como profano no soy el más indicado para plantear ignorancias y dudas, ¡pero lo hago!, porque detento libre albedrío …
La división en dos mundos ocurre (ocurriría) espontáneamente, como hecho físico & de inspección; A no elige si estará en el cosmos de El Gato vivo o en el otro. Por otra parte (¿mundo?, emoticono de sorna) esta visión de la cuántica asevera que es imposible la comunicación entre los universos, en consecuencia no capto la libertad por ninguna parte (en ninguno de los universos múltiples). ¡Y ojo!, esto tiene aspecto de hipótesis imposible de falsar (Popper), i.e. no-ciencia (emoticono de pasmo).
Lo más delicado (por no emplear otro vocablo, malsonante) es que mientras que Penrose se apoya en la mecánica cuántica sin más, Harmut lo hace en una específica Interpretación de ésta, la de Everett. La cual no es canónica ni mucho menos, a pesar de que no pocos físico-matemáticos la defienden. Uno de ello es mi admirado David Deutsch, iniciador de la computación cuántica (¡nada menos!); él mismo reconoce que esta visión rompe con la cuántica como teoría de probabilidades. Efectivamente, la esencia de nuestra disciplina (Max Born) consiste en que una partícula tiene una probabilidad de estar en la posición X; con Everett no se da la probabilidad del 50% (o la que sea) de que El Gato esté vivo: en la realidad Y lo está y en la Y’ no lo está, Madonna santa!
David Albert ha propuesto otra perspectiva: lo que se escinde no son los universos, sino la mente del observador; esto quiere decir que la mente B de A, contempla un Gato vivito y coleando, y la mente B’ de A (¿es el mismo?) a otro muertito y con la cola tiesa (sin segundas). Ya he leído a algún experto calificar esta interpretación como tan extravagante como la de los muchos universos.
Deutsch argumenta que si la propuesta de Everett es contra-intuitiva, i.e. opuesta a nuestras sensaciones, igualmente lo era la de que la Tierra se mueve, ¡y se demostró correcta! He de admitir que esta línea de argumentación siempre me ha resultado llena de fuerza & sentido. Pero hoy contamos con chiquicientos experimentos que corroboran el heliocentrismo, lo cual no ocurre con la tesis de Everett. Es más, es probable que jamás las tengamos, que sea infalsable, y que haya que aceptarla (si la comunidad de físicos así lo elige) por consideraciones matemáticas y de simplicidad. Respecto a lo último, me declaro también parcial, por Ockham, en cuanto argumentación de epistemología; pero prueba no lo es indudablemente, ni indirecta a mi entender.
Prosigamos con el rebobinado …
Ciertamente es muy comentado el entrelazamiento cuántico; medimos la polarización de un fotón y nos da +1, pues aquél que con el que se halla entrelazado ¡inmediatamente! se modifica a -1, aunque su ubicación sea a años luz. ¿Magia?, para Herr Albert casi lo mismo: spukhafte Fernwirkung (una vez más: ¡suena guay en Deutsch!). ¿Cómo es posible?; a muchos nos suena a la acción-a-distancia instantánea con la que batalló Newton, y Einstein mucho más aún. ¿Es que posee el espacio-tiempo una configuración desconocida?, ¿quizás hay atajos en él?, ¿o se curva sobre sí mismo conectando lugares alejadísimos? Madonna santa! No me extrañaría que alguien aludiera a telepatía; pero fotones, electrones et alii no tienen mente … ¡será el Espíritu del Cosmos actuando? Mejor aparquemos la metafísica y teología de momento, ¡o para siempre!
Un electrón carece de posición (o cantidad de movimiento), hasta que es objeto de una observación, por un científico, ¡por una consciencia!; ¿crea ésta la realidad de esa ubicación, o de cualquier otra propiedad?, aparquemos la …, ¡el aparcamiento experimental & conceptual se nos va a llenar rápidamente!
Éstos y otros eventos de la mecánica cuántica la hacen campo abonado para especulaciones no-científicas. Así no es raro que puedan germinar a partir de ella terapéuticas psicológicas, conexiones con el esoterismo, el Geist del universo, magia, sabiduría ancestral, visiones oníricas, arquetipos jungianos, las religiones orientales, el misticismo, la poesía más atrevida, la unión de materia y espíritu (papel del Observador) …, ¡sabe Yahweh qué! Mucho me temo que no pocas derivaciones serán poco católicas, y menos kosher.
¿Dónde nos deja todo lo precedente? Pues en ningún sitio; consolémonos, tampoco la consciencia se ubica en ningún lugar concreto del córtex. Yo sigo viendo aquí lo poco definido/determinado (¿apeiron?), como el estado de El Gato, como el de los qubits, ¿cómo Ding-an-sich de Kant?