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EL YO Y OTRAS CIRCUNSTANCIAS

  • gonzalojesuscasano
  • hace 11 horas
  • 8 Min. de lectura

EL YO Y OTRAS CIRCUNSTANCIAS

Diálogo Galileogaditano. Jornada I

Escena: Astillero de Cádiz; personajes, Sagredi, periodista independiente; Salviato, autor; Simplicios, miembro de un partido marxista.

-Sagredi: Buongiorno!

-Salviato: Cari colleghi!

-Simplicios: Benvenuti!

-Sagredi: Henos aquí una vez más en grata compañía, clima agradable, y disposición adecuada para degustar il piacere de una buena tertulia.

-Salviato: E igualmente de una oportunidad para aprender, actividad que define y ensalza a los humanos, alejándonos de los brutos.

-Simplicios: Siendo así, docto amico, ¿qué propones para questa Giornata de tal modo que se acreciente nuestro saber?

-Salviato: Pues me atrevo con el tema de la conciencia, del Yo.

-Sagredi: Ambiciosa empresa, porque se trata de un verdadero misterio para la ciencia contemporánea.

-Simplicios: ¡Nada de misterio! Como ha demostrado el gran Marx a través de su ciencia, el pensamiento es sencillamente un epifenómeno de la materia; y los atributos de ésta nos son familiares a través de la físico-matemática.

-Sagredi: ¡No tan rápido forastero! La naturaleza de la conciencia no está bien precisada, incluyendo su ubicación en el córtex.  

-Simplicios: Pero el cerebro es materia, pura y simplemente, por consiguiente explicable por la ciencia empírica. Y uno de productos más fundamentales es la creación de sistemas económicos, analizados magistral y definitivamente por El Treviriano, el más grande ingenio de la Historia.

-Salviato: Mio caro amico, estimo que existen en este campo todavía muchos puntos que colocar sobre otras tantas íes.

-Simplicios: ¡Ni sobre íes ni sobre jotas! Marx determinó claramente qué es la mente, y ante todo sus productos ideológicos/falsa conciencia …

-Sagredi: Considero, caro collega, que por el bien del fructífero intercambio de ideas, dejemos a nuestro docto amico exponer sus puntos de vista.

-Simplicios: D’accordo.

-Salviato: Deberíamos sin duda principiar por un clásico, esto es, que el Yo no existe, no hay tal sustancia, sino sólo un ramillete de percepciones.

-Sagredi: El notable Hume. Siempre he pensado que en su provocadora aseveración hay no poco de exabrupto, de exageración para provocar reacciones.

-Salviato: Plausiblemente todo se reduce a defender su filosofía empirista.

-Sagredi: Es posible.

-Simplicios: ¡Cómo que Yo no existo! Bien que lo hago, como realidad material ocupando espacio y tiempo, y sujeta a la explotación de los pérfidos capitalistas.

-Salviato: En respuesta al escocés encontramos, por supuesto a Kant: la unidad sintética de la apercepción, el “yo pienso en general”.

-Sagredi: Confieso que nunca he alcanzado de entender bien esa parte del pensamiento del hombre de La Montaña del Rey.

-Simplicios: ¡Qué comprender ni ocho cuartos! Es sólo una filosofía burguesa más, encubridora de la explotación del proletariado.

-Sagredi: En cualquier caso, el meollo de qué es la conciencia debe ser respondido por la ciencia experimental, no por elucubraciones metafísicas.

-Simplicios: È cosi! Y la reina entre todas ellas es el materialismo histórico.

-Salviato: En ese respecto siempre es requerido aludir a la conjetura de nuestro admirado Roger Penrose: que nuestra mente es un ordenador cuántico.

-Sagredi: Corretto! Lo de los microtúbulos.

-Salviato: Ya mencionamos que tal suposición no es muy admitida, ante todo porque el entrelazamiento cuántico precisa de bajísimas temperaturas, para no romperse.

-Sagredi: Sí, lo hemos tratado …, difícil que no aparezca la decoherencia cuántica, ¡si nuestro cuerpo está a 37º grados!

-Simplicios: Veramente parece una refutación de la hipótesis de Penrose.

-Salviato: Pero como de costumbre dependemos de los experimentos, ¡y nunca se sabe!  

-Sagredi: Esatto!

-Salviato: Mientras los laboratorios determinan la cuestión, quisiera pegar un pequeño salto …

-Simplicios: ¡Cuidado no te rompas la crisma!

-Salviato: Hacia la posibilidad de surgimiento de la conciencia en la Inteligencia Artificial.

-Simplicios: Madonna santa! Ello sí que es un gran enredo, fisiológico y epistemológico.

-Sagredi: Giusto!, porque se ha debatido incluso sobre los derechos humanos de los ordenadores avanzados, si es que alcanzan la conciencia. ¿Te atreves con algunas consideraciones, estimado contertulio?

-Salviato: Pues sí, me atrevo; de hecho me voy a lanzar a la piscina, aun a riesgo de que haya sido vaciada: tan primordial veo el asunto.

-Simplicios: ¡Adelante por lo tanto!

-Salviato: Como no soy fisiólogo ni bioquímico, me voy apoyar en lo habitual en mí para estos entramados conceptuales: el darwinismo.

-Simplicios: Es uno de los pilares de tu teoría omnicomprensiva.

-Salviato: Veamos, y oigamos. Una máquina de Turing está conformada por una serie de instrucciones, que sigue automáticamente: pasa de A a B, luego a C, a continuación a D etc. Utiliza el álgebra de Boole, las leyes conmutativa/asociativa/distributiva, el modus ponens & tollens …y después de mucha iteración deriva una conclusión, p.ej. p&-q.

-Sagredi: Está claro: sigue reflejamente lo que se incluye en su programa informático.

-Simplicios: También los humanos empleamos esas leyes de la lógica matemática.

-Salviato: No hay duda. Pero nosotros dudamos de cómo es el dilema destructivo, o el constructivo, o la inferencia de la alternativa. Estando cansados, mal nutridos o un poco piripis, podemos confundirnos (u olvidarnos) respecto a la ley transitiva, o la de De Morgan … Ello no le ocurre a la IA.

-Sagredi: Veo el sendero por el que transitas …

-Salviato: ¿En qué consiste ser un murciélago?, Tom Nagel, por ir a lo típico. Debido a las diferentes capacidades sensoriales, distintos sistemas nerviosos …, podemos preguntar ¿Cómo es eso de ser un águila, un perro, un delfín, un Homo Sapiens? Tal pregunta es inaplicable a los ordenadores; no se da eso de ¿en que consiste ser un chip, una placa base, la memoria RAM, un ordenador de última generación?; se trata de piezas mecánicas, y ya está.

-Simplicios: ¿Pero es imposible que al encadenar tan complicados procesos de su programación, pudieran tomar conciencia de “lo que hacen”?

Sagredi: Me apuesto mil florines (que no tengo), a que nuestro querido amigo va a acudir a la teoría de la evolución.

-Salviato: ¡Has ganado la apuesta!, o la habrías ganado. Nuestro coco está compuesto de células, no de rutas cibernéticas; es parte integral nuestro cuerpo, concretamente de nuestro sistema nervioso. Éste constituye el mejor producto de la selección natural: permite la supervivencia, y el desarrollo imparable de la más exitosa especial animal. Tal maravilla de adaptación (azarosa no lamarckiana) ha incorporado el “darse cuenta”; ¿por qué?, porque aumenta la eficacia biológica, hasta el extremo de que su portador domina toda la Naturaleza. ¿Cómo, i.e. qué es?, químicos y fisiólogos deberán responderlo, después de múltiples experimentos y modelos matemáticos.

-Simplicios: También yo supuse que transitarías por ese sendero.

-Salviato: Se arrancó con elementales células, rudimentarios sistemas perceptivos …, se “progresó” (i.e. se continuó por medio mutaciones/casualidades + criba de la Naturaleza), hasta llegar a nuestro córtex. Y esto no ha terminado, evidentemente.

-Simplicios: ¿Quizás los modernísimos ordenadores son esa continuación de la evolución, del gigantesco desarrollo de las capacidades cognitivas?

-Salviato: No confundamos las churras con las merinas, al Homo Faber, con sus utensilios.

Sagredi: Comprendo. La IA es una “herramienta” generada por los humanos, no un resultado de la selección natural.

-Salviato: Un ordenador no está hecho de células, ni tiene sistema nervioso, ni cerebro. ¡No es un ser vivo! La conciencia es el efecto de cientos (miles) de millones de años de evolución, es una parte del fenómeno de la Vida. Francamente no me entra en el cabeza que piezas de hierro, aluminio, cobre, diversas aleaciones, acero, circuitos, cables, componentes eléctricos etc. etc. vayan a saltarse todos esos cientos de millones de años, y transmutarse en células, en neuronas. ¿En qué consiste ser un murciélago, o un pato?, ¿cómo es eso de tener conciencia? No, esto no se aplica a los ordenadores; ellos no se cansan, sudan, se atascan, repasan, ofuscan …, cuando ejecutan los procesos de la lógica matemática, de su programa.

-Simplicios: Reitero que ello y más, ¡de hecho Todo!, lo elucidó El Treviriano, al poner boca abajo a Hegel, esto es, la realidad última, la Sustancia, no es Geist, sino Materia.

-Salviato: ¿Qué siente un murciélago al ver?

-Simplicios: ¡“Ver” precisamente no!

-Salviato: ¡È vero! Mi entusiasmo por el tema me ha conducido a la precipitación, que siempre es mala compañera de viaje. ¿Qué siente el murciélago al oír, oler, gustar, palpar, ante el dolor? Este tipo de interpelación no puede dirigirse a un disco duro de ordenador, externo o interno.

-Sagredi: Es patente tu perspectiva, para tener impresiones, hay que estar vivo, y más aún para advertir que las posees.

-Salviato: Lo resumes perfectamente.

-Simplicios: Desde luego no creo que nuestros chips actuales sientan dolor o placer, porque no se componen de carne y sangre.

-Salviato: Ni lo contemporáneos, ni los futuros. Vuelvo sobre ello: el cerebro es un constituyente más de nuestro organismo, una parte somática más; los ordenadores carecen de aquél, y de cuerpo.

-Sagredi: La conciencia, ¿que es “eso” de apercibir?, es consecuencia de el largo camino de la transmutación de las especies, es privativo de organismos, no de mecanismos.

-Salviato: ¡Ésa es mi hipótesis!, como tal sin verificar. Los cableados informáticos son otra especie (género, orden, tipo) respecto a axones, dendritas, sinapsis, esto es, les separan eones de metamorfosis (no-kafkianas, ¿o quizás algunas sí). Hay que principiar con macromoléculas codificadas (Urey, S. Miller), proteínas, ADN & ARN …, y avanzar (o sencillamente proseguir) hasta pluricelulares, capacidades sensoriales, tejidos, órganos, aparatos etc. Van surgiendo nuevas, y rompedoras aptitudes, hasta que arribamos a nuestro cerebro.

-Sagredi: Y la conciencia que nace en éste no será el último paso de las mutaciones …, ¿quizás la telepatía? ¿La acción-mental-a-distancia?

-Salviato: Caro amico, paréceme que te inspiras en el entrelazamiento cuántico para tu “escenario”, lo cual se me asemeja a la ciencia ficción, recuerda: 37º de temperatura.

-Simplicios: Por mi parte todo lo que referís no me deja extrañado en absoluto. El raciocinio es una propiedad emergente de la materia física, un derivado de ésta. El gran Engels, en su Dialéctica de la Naturaleza, ya explicitó su ley de la transformación de la cantidad en cualidad. Ergo, el “percatarse” no es algo de lo que no pueda dar cuenta el marxismo.

-Sagredi: ¿Pero cómo demonios se genera la apercepción, a partir de elementos materiales, fisiológicos?

-Salviato: Nuestro caro collega, ha mencionado “emergencia”; en el mismo tenor: el todo es mayor que las partes, no se reduce a ellas.

-Sagredi: Evidentemente si apostamos por una gnoseología estrictamente reduccionista, ¡nos es inviable dilucidar cómo se genera la consciencia!

-Simplicios: Pero he aquí que se aproxima el gran sabio Matías, Gali Matías.

-Sagredi: Gran sabio según propia definición, i.e. es un mito intelectual ¡en su propio coco! Todavía recuerdo el fiasco de su última incorporación a una Giornata.

-Simplicios: ¡Otorguémosle otra oportunidad!

-Salviato: D’accordo.

-Gali Matías: Pienso, luego existo [a continuación se hunde en profundo laconismo, adoptando la postura del loto].

-Sagredi: El Yo está elíptico, pero evidentemente es un gran Yo. No sé si humeano, kantiano o de IA.

-Salviato: Muy cartesiano incuestionablemente, pero me temo que no nos ayuda en nuestra investigación darwiniana/cibernética.

-Sagredi: Nos sería muy útil maese Gali Matías que te explayaras en torno a cuáles son esas cogitaciones tuyas, tan existenciales sin duda, a fin de que progresáramos en nuestro intercambio intelectual.

-Gali Matías: Lo bueno si breve, dos veces bueno [retorna a su actitud lacedemonia, en actitud plenamente meditativa, presumiblemente mística, de íntima comunicación con el kosmos].

-Simplicios: Me temo que no podremos sacarle más argumentaciones.

-Gali Matías: Yo soy Yo y mi circunstancia [de nuevo sucinto como un antiguo habitante del Peloponeso, muy diverso del carácter ático; o como el telegrama de un espía]

-Simplicios: Otro enorme Yo por supuesto; muy orteguiano esto.

-Sagredi: ¿A qué circunstancias se referirá? Seguimos en la indefinición.

-Salviato: Normal, considerando que Gali Matías es de nacionalidad indeterminada, y de padres inconcretos.

-Sagredi: Muy de Cuantosfera sin duda.

-Gali Matías: El Yo no existe, no es una sustancia; es sencillamente un ramillete de sensaciones [definitivamente en pose de Esfinge, inamovible en sus asertos, e imperturbable ante las incertidumbres de otros sapientes].

-Simplicios: Caro collega, nos vendría muy de perlas que expusieras si haces tuya la posición humeana, o sólo la refieres para proseguir con nuestra interlocución.

-Sagredi: Solicitamos de ti, caro pensador, que compartas con nosotros, aquí presentes y expectantes, cuáles son las cogniciones que Tu Yo hospeda sobre lo que nos ocupa en esta Giornata.

-Gali Matías:   [ningún vocablo brota de su pico. Tras más mutismo, regana la posición erecta y vase, quizás para unirse a los 300 en Las Termópilas].

-Sagredi: Creo que todo esto puede computarse como otro naufragio en nuestra comunicación con D. Gali Matías.

 

 

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