LA ODISEA DE CHRISTOPHER NOLAN
- gonzalojesuscasano
- hace 2 días
- 4 Min. de lectura
LA ODISEA DE CHRISTOPHER NOLAN
Pues he leído que hace sólo unos días C. Nolan ha terminado el rodaje de (su) La Odisea, tras seis meses, intensos según todos los indicios. Sin embargo el producto tardará casi un año en llegar a las pantallas del globo; sí, con certeza devendrá un acontecimiento global. Todo hace suponer este director se toma muy en serio lo de seccionar/empalmar, porque habrá rodado metros y metros de celuloide, o mejor dicho muchas horas; ciertamente no pocos entendidos estiman que quien “corta” la película es su verdadero autor, quién determina qué es.
Primeramente, reincidir en que este cineasta no se halla en mi lista de los Grandes contemporáneos; carece de la destreza técnica de Sorrentino o Wes Anderson, o del “Ojo” de Ridley. Sus encuadres tampoco alcanzan la calidad de Fincher o Kosinski, pero no, no es manco con la cámara: ahí está Dunkerke y esos enemigos alemanes a los que nunca se ve.
Desde mi punto de vista nuestro artista lo es ante y sobre todo por el guión, siempre atrevido, original, rompedor. Cuando vi el largometraje que le arrebató el Oscar a Oppenheinmer en esta categoría pensé: ingenioso, divertido, inusual, con chispa e ironía …; pero ¡cielos!, ¡el de Oppenheimer! Capaz de hacer cercano a los espectadores de medio planeta (o éste entero) El Gato, lo intrincado (entrelazamiento cuántico) de la teoría científica más compleja que ha parido el Homo Sapiens. Pues sí, Nolan lo trasladó a un texto inteligible para el espectador común: toda una ordalía, superada con matrícula de honor. Lo coloco entre mis Grandes: Vencedores o Vencidos, La Herencia del Viento, Cadena Perpetua …
Meses antes de verla, ya enterado por la constante publicidad, me tiré a la piscina (con agua) para vaticinar que sería la película del año; y también me lancé (sin agua) para predecir (deseando ardorosamente errar) que sería un fracaso de público. A pesar de ser muy superada por la muñequita, ¡vaya si me equivoqué!, con gran regocijo de mi corazón, de mi intelecto y de mis ojos. Barbenheimer es un caso único en el estreno y promoción de largometrajes, inmarcesible y no-irrelefante.
Con Nolan convertido en rey Midas de Bosque de Acebos, y todos expectantes sobre su siguiente proyecto, mi preferencia era Arquímedes, con Bardem (o Cumberbatch). Pero admitámoslo, esta historia (a pesar de Indiana Jones) no posee arrastre comercial en absoluto. Pero hete aquí, que para mi gran sorpresa (y de otros muchos plausiblemente) nuestro realizador opta por un tema heleno clásico.
Y de nuevo considero que este argumento no se venderá: ¿cómo hacerlo con los jovenzuelos criado en el seno de los superhéroes?, ¿un escrito de hace casi tres milenios sobre un tipo de mediana edad que da un montón de tumbos por el Mediterráneo (¡es mucho más reducido que el Pacífico!) hasta conseguir regresar a casa, con su mujercita esperando y esperando con paciencia de santa cristiana (más que de mujer ática), tejiendo y tejiendo. ¡Uf!, ¿qué adolescente va a gastarse unos euros/dólares en contemplar todo ello en la pantalla?
A pesar de todo, más tarde … Yo (y millones) otorgo toda mi confianza a este tipo. Ha confeccionado una obra señera sobre el arma más poderosa del universo, sobre el saber más complejo en éste …, ¿y ahora qué? Pues una historia, que es … la madre de todas ellas, La Odisea es el arquetipo (¿jungiano?) de todas las andanzas, el prototipo de todas las narraciones, el modelo de todos los relatos, el Relato. Una guerra larga e implacable, dos civilizaciones enfrentadas, y sólo una puede sobrevivir. Un caballo de madera (saldrá con Nolan entiendo, aunque es Virgilio quien lo narra en detalle), un gran guerrero, “héroe” en el más olímpico de los significados; éste, exhausto física y mentalmente sólo ansía regresar al hogar dulce hogar. Infortunadamente su “odisea” se llena de infortunios; seres raros (lotófagos), malos encuentros (Polifemo), tentaciones (Circe), incluso descenso a los Infiernos, engaños (sirenas), monstruos marinos (Escila y Caribdis), furia divina (Zeus), largo cautiverio (Calypso), peligros (tempestades), etc. etc. etc.
Y mientras la gentil Penélope (¿inclusión de canción de Serrat en la banda sonora?, ¡je, je!) tejiendo y destejiendo como una descosida; los Pretendientes, zánganos, comiendo y bebiendo de gorra. El hijo, Telémaco, añorando al padre y desesperándose. Y el arco que sólo Él puede tensar.
¡Vaya Narración!, ¡inmortal!, entendible y reproducible en todo tiempo y lugar, en toda cultura. Pues sí, mi hipótesis es que Nolan ha anhelado, ¡nada menos!, contar la gran Historia. Para ello, ¡cómo no!, ha acudido a la civilización helénica: geometría, aritmética, astronomía, ciencia experimental (sí, Arquímedes), la comedia, la tragedia, la arquitectura, el alfabeto, la escultura, la guerra como estrategia, poesía, lesbianismo, épica, las orgías como dios manda (dionisíacas), la democracia, el laicismo, las mujeres liberadas … Siempre me gusta remachar que entre las ciudades de la Historia Universal, ninguna ha tenido más impacto/influencia que Atenas.
El cosmos olímpico es fuente feraz de grandes gestas: Troya, Las Termópilas, Maratón, Salamina, podríamos añadir a Alejandro Magno; pero sí, creo que nuestro hombre ha elegido adecuadamente con Odiseo. ¡Suerte y al toro!; que no fracase en taquilla como el Alejandro Magno de Oliver Stone (buen largometraje a pesar de todo).