NOCHE VATICANA, ANTONIO MUÑOZ MOLINA
- gonzalojesuscasano
- 28 abr
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Actualizado: 29 abr
NOCHE VATICANA, ANTONIO MUÑOZ MOLINA
Un artículo emotivo, nostálgico, que nos pega un pellizco en la facultad de la emotividad a los de su misma generación. Escribe (espléndidamente como de costumbre, ¡qué envidia!) Muñoz Molina sobre cierto compromiso histórico, que admito no recordar con precisión; se trataba de una Revolución en la que se fusionarían el cristianismo y el comunismo. Aquello de que Jesús de Nazaret fue el primer marxista, y que las primeras comunidades cristianas no admitían la propiedad privada.
Visto lo visto, este posible escenario adquiere nuevas luces, o sombras. ¿Una sociedad cristina revolucionaria, como (o asociada a la) la de Cuba, Corea del Norte, la (hoy caída) URSS? En fin, no suena muy halagüeño, ni beneficioso para la libertad de movimientos o la supervivencia física.
Sabemos que hay existe otro “perfil” histórico, que considera que la auténtica Revolución, la de los Derechos Humanos, el Ciudadano (no súbdito), prensa abierta, votaciones, poder expresarse, asociación sin trabas, el Derecho universal, la Igualdad de oportunidades, Imperio de la Ley, separación de Poderes, ya ha ocurrido. Fue en Francia, con la Ilustración ¡y la Razón!; pero ¡ay!, también con los guillotinados y El Terror. Desde luego implica una cosmovisión que no es cristiana (librepensamiento, volterianismo) ni marxista (empresa libre, propiedad privada).
La revolución que impuso el Código napoleónico, la democracia representativa, la ciencia físico-matemática, y la determinación de la verdad a través del dictamen emitido por los registros observacionales, no por la Autoridad. Ésta era entonces la del Antiguo Régimen, pero después puede ser la de Herr Adolf, o la del Partido Comunista; y no pocos nos asustamos ante la posibilidad de que sea la de Don John, ¡uf!