SOCIALDEMOCRACIA, ¿HAYLA, MEIGA?
- gonzalojesuscasano
- 22 may
- 3 Min. de lectura
SOCIALDEMOCRACIA, ¿HAYLA, MEIGA?
Ante todo, sobre todo, por encima de todo, primero de todo (aunque lo sitúe al final), felicitaciones a Tortella por su notable artículo: en cantidad y calidad, en exposición (información) y explicación (emoticono de manos aplaudiendo). Lo he leído como un alumno que busca aprender de un gran profesor.
Al hilo (que será madeja al final me temo) de esto, otra vez protegido tras el pavés del profano profesional, me atrevo con unas cavilaciones.
*En filosofía, ética, teoría política, incluso en mi apoyo incondicional a la ciencia experimental (Newton, Darwin), soy de la Ilustración. Casi podría aseverar que ésta es mi cosmovisión, mi teoría omniexplicativa.
*Pero en economía soy rotundamente de Keynes, i.e. favorezco del todo un Estado grande que se ocupe de educación, seguridad, obras públicas, sanidad … festivales de Eurovisión. Aunque estimo que Adam Smith es un típico ilustrado, ¡y además escocés!, el neoliberalismo de Hayek, y no digamos de Ayn Rand, en ocasiones me pone los vellos de punta.
Uno de las cuestiones de peso aquí es que Adam Smith alberga, implícitamente, como uno de sus axiomas que los Sapientes somos racionales, y honestos asimismo, según lo veo. Sin este presupuesto La Mano Invisible no funcionaría. ¿Estarían Vds. de acuerdo?, pues por mi lado, viendo el comportamiento de algunos no avalaría su coherencia mental; y visto el de muchos algunos tampoco su probidad. Ergo, nos vamos a Keynes.
Ciertamente estoy convencido de que Adam Smith postula que la probidad es connatural a los humanos, ¡que es mucho suponer! Desde mi perfil esto es más problemático incluso que nuestra racionalidad innata; aquí hay mucho que cortar, coser, remendar … Rousseau vs. Hobbes. Opino que una actitud muy de Las Luces consistiría en que sí, empíricamente los de nuestra especie son lupinos, pero a la hora de construir un sistema de convivencia, una sociedad vamos, debemos partir del postulado del Buen Salvaje. Es que si no lo hacemos así, ¡mamma mía!, ¡la que se liaría!. Es evidente que defiendo una posición muy típica en esto: considerar una situación ideal (como la inexistencia del rozamiento para la ley de la inercia, Galileo), la Posición Original de Rawls, y a partir de ahí ¡tira millas!, y derivaciones. Entre éstas los ilustrados encontramos separación de poderes, democracia representativa, libertad de expresión & asociación, elecciones abiertas, derechos humanos, tolerancia, propiedad y empresa privadas, respeto a los credos …, concursos de Miss Universo. Bueno, esto último no es primordial.
De hecho la competencia perfecta también es una tesitura hipotética, esto es, no existen empresas gigantescas, oligopolios, que sean capaces de determinar los precios & hundir a las más pequeñas. Es una posición tal “ideal” casi como la de que todos los convecinos somos decentes & inteligentes …, como que no existe fricción y el movimiento inercial continúa indefinidamente.
Respecto a lo predictibilidad de la conducta animal yo lo atribuyo a su no-racionalidad; ellos se mueven por los raíles marcados inflexiblemente por el ADN: por ello adivinamos habitualmente qué harán. El Homo Sapiens no está regido del todo por pautas instintivas; ante una encrucijada comportamental sopesa en la balanza, considera, reflexiona, y sólo al final escoge. Ello define la libertad, sin la cual no seríamos entes éticos, sujetos a reprobación moral & mala conciencia (si el paisano la tiene).
De este modo un tipo puede saltar por encima del instinto de supervivencia para proteger a su gran amor, a su familia, a su comunidad, a su país (héroe nacional) …, ¡elegimos!, i.e. nuestros actos no son resultado automático de herencia genética. Me replicarán que en el mundo animal también existe el sacrificio por otros; sí, es cierto, por aquellos que llevan casi su misma dotación genética: Dawkins & el gen egoísta, esto es, no salimos del instinto & evolución darwiniana. Nosotros ¡no somos así!, ¡tenemos que tomar una determinación!, lo cual incluye la política y la economía; lo cual implica que a veces no somos íntegros, ¡ni con sentido común! ¡Sapere aude!, ¡agere aude!
Ante la misma disyuntiva los bípedos implumes contamos con diferentes circunstancias (anatómicas, sociales, políticas, económicas), por consiguiente nuestras inferencias no serán iguales. Es nuestra ventaja, y nuestra condena …, ¡a ser libres! (Sartre). Cuantos tíos se agobian al tener que tomar una decisión, y casi prefieren delegar en Otro; el riesgo es que éste sea El Conductor, ¡Santa Madonna!